domingo, 19 de diciembre de 2010
Heaven, oh dear heaven
sábado, 23 de octubre de 2010
What goes around...
sábado, 28 de agosto de 2010
¿Qué eres libertad?
sábado, 21 de agosto de 2010
Contigo la noche más bella
El invierno me hace nostálgica hacia el calor
viernes, 4 de junio de 2010
It remains the same
lunes, 10 de mayo de 2010
Even though you're the only one I see, it's the last catastrophe
lunes, 22 de marzo de 2010
Querido Príncipe II
Me tienes que dar la razón en cuanto a la carta anterior, en la que te decía que pasaría muchísimo tiempo antes de escribirte otra, y es porque las historias nunca se repiten. Y así pasó.
Hace poco más de un año, me atreví a escribirte y a decirte, de todo corazón, lo que pensaba. De mis pericias y coronamientos, de las rosas ausentes y aquellas miradas (que estaban entre líneas, sólo para ti).
Ayer, te comento, fui víctima de las palabras. Dioses griegos, dirías tú, pero qué más da. Historias llenas de sentimiento, tanto bueno como malo, pero complejas. Que Cupido secuestra a Psyché, que Heros, que Notus, que Zephirus, que Boreas, que Eurus. Que vientos, que venti, que serpientes, que mariposas, que flores, que flechas. ¡Que HISTORIAS! Demasiadas.
En algunas de esas palabras, mi mente se ponía a nadar entre las hojas de esos bosques, o reconocía las melodías a lo lejos, o se enamoraba de la vida.
En algunas de esas palabras, mi mente se ponía a recordar los “buenos tiempos”, cuando sabía cantar de verdad, y hoy más aún, pues recibí una llamada que me está haciendo cavilar. ¿Lo intento una vez más?
Ayer, mientras me perdía una vez más en historias que me son ajenas, pero a la vez tan mías, ayer me dí cuenta de cuánto amor tengo para dar. No sólo a ti, si no a mi familia y a mis amigos también. Mis padres, mi abuela, todos en general… yo soy así por ellos, ¿sabes? Soy como soy por ellos. También le debo mucho a quienes me ven casi todos los días y con quienes paso mucho tiempo, mis mejores amigos. Tanto amor por darles, tanto amor que acaparaste por tanto tiempo. Tanto que ofrecer.
Creo que las pesadillas fueron un aviso. Tengo mucho para dar.
¿Ya notas la diferencia, mi Príncipe? Hace algunos meses no te habría escrito con tanta convicción, mas con muchas dudas y frases sueltas. Las emociones ocupaban todo el espacio, pues.
Si hubieras preguntado back then, si yo era feliz, mi respuesta habría sido: “Sí, muy feliz”. Pero si lo hicieras ahora, respondería “Esas cosas no se preguntan, tengo muchas cosas para ser feliz. Pero claro que soy feliz. ¿No lo ves en mis ojos cuando sonrío?”
Quién sabe, tal vez esté mejorando. Y eso que si nos remontamos a la primera carta, mi situación emocional estaba más o menos similar. (Nunca es igual).
Sí, pasé por esto de nuevo, pero con otras y mejores (o peores, como desees verlo) experiencias.
Sigo confiando en tu buen juicio, y en tu gran capacidad de comprensión lectora, sino, no escribiría tanto. ¿Me responderás, verdad? I’ll be waiting.
¿Me creerías si te dijera que aún me emociono mucho cuando leo un libro, aunque no sea ni la tercera vez? Vaya persona que escogiste ah.
Creo que es suficiente, aunque no hay cómo saberlo. Las palabras, cuando encuentran su camino, no deben ser detenidas. Pero, ¿qué se le va a hacer? (¡Échele café!) Que cosas.
You have bewitched me body and soul, and I love, I love, I love you.
(¿Ves a lo que me refiero?)
Infinitamente tuya,
Tu “Princesa”.
lunes, 1 de marzo de 2010
Primera de la Última
Entonces,
lunes, 15 de febrero de 2010
The moment I wake up (8)
La curiosidad me picaba (literalmente, y bastante)